El pasado mes de abril, la tienda de videojuegos Gamestop abrió en Facebook una tienda online con la esperanza de que sus seguidores adquirieran sus productos a través de la plataforma como si esta fuera un sitio ecommerce más. No fueron los únicos: otras marcas conocidas como Gap y JC Penney también dieron el salto. Si bien estas aperturas se cubrieron en los medios por todo lo alto, el poco éxito que han tenido ha pasado más desapercibido.
Tal ha sido el fracaso que muchas de ellas ya están cerradas (como las que mencionábamos anteriormente) y, si el usuario intenta acceder, aparece un error. Esta tendencia, a la que en su día denominaron F-commerce, está pasando uno de sus peores momentos. ¿Por qué? En algunos sitios apuntan que la decisión es precipitada y que casi no han dado tiempo a los consumidores a acostumbrarse a esta posibilidad, pero personalmente no creo que ahí esté la raíz del problema.
La presencia de las empresas en las redes sociales ha supuesto un cambio absoluto en la relación entre compañía y cliente. Los consumidores ven en esta interación una manera de complementar su experiencia, ya bien sea accediendo a ofertas, promociones o recursos exclusivos para ellos. ¿Qué hacían estas tiendas? ¿Qué aportaban adicionalmente a la experiencia del usuario?
Nada. La mayoría eran una réplica de la tienda oficial de la marca, sólo que en lugar de estar en el sitio web de la empresa estaba en Facebook. Que una empresa tenga miles de seguidores no significa que todo lo que lance y les ofrezca vaya a ser un éxito instantáneo, y mucho menos si no incentivan el que lo sea. ¿Significa que el F-commerce está acabado? En mi opinión no, solo que hace falta revisar y optimizar la mejor manera de llevarlo a cabo.
Vía | Bloomberg
En Genbeta Social Media | ¿Amenazan las empresas al futuro Facebook con sus actuaciones en la red social?
