Cuando eres el centro de todas las miradas, es inevitable que también te vengan palos desde muchos frentes. Eso es lo que está viviendo Google desde hace un tiempo, con ataques desde sus competidores en todos los terrenos de negocio donde se va metiendo, que son muchos y no dejan de aumentar cada día.
La última polémica llegó por cuenta del Wall Street Journal, que acusó a la compañía de estar haciendo un uso indebido del navegador Safari en iPhone para rastrear la actividad de sus usuarios, algo para lo que pronto hubo respuesta por parte del gigante de Internet. El caso que hoy nos ocupa es extrañamente parecido, pero en este caso el origen de la batalla lo ha marcado Microsoft.
Según declara la compañía de Redmond, fue a raíz de la anterior polémica por lo que decidieron ponerse a investigar sobre el asunto, para descubrir que algo similar estaba pasando en Internet Explorer. Aseguran ellos que Google ha estado incumpliendo el acuerdo de privacidad P3P destinado a proteger a sus usuarios.
Las cookies de la discordia
El estándar del W3C para plataforma de privacidad P3P es aceptado por todos los navegadores. Mediante él, las páginas están obligadas a informar del uso que van a hacer de sus cookies al navegador, para que éste pueda actuar así en función de las preferencias del usuario. Por defecto, Internet Explorer está configurado para bloquear todas las cookies de terceros que no muestren su declaración P3P.
La acusación de Microsoft es que Google ha dado con la forma de saltar esta restricción para poder instalar cookies de seguimiento ignorando las preferencias del usuario. Para ello se envía una política P3P engañosa y capaz de sortear al navegador para saltar el bloqueo impuesto.
La recomendación de la compañía para evitar esta práctica es instalar Internet Explorer 9, que según aseguran es inmune al truco gracias a una opción de seguridad adicional llamada Tracking Protection. La pregunta inevitable en este caso es: ¿sincero interés por el bien de sus usuarios o ataque directo en un momento muy oportuno?
Para Google es una cuestión de tecnología anticuada
Escuchar a las dos partes es imprescindible para intentar esclarecer cualquier asunto, así que Google no ha tardado en dar su respuesta a las graves acusaciones vertidas. Según ellos, Microsoft omitió información importante en el caso, como es el hecho de que el protocolo P3P (que data de 2002) se ha quedado anticuado y no es práctico para un uso moderno de la web.
De esta forma, para Google se trata de un sistema de protección de la privacidad que no resulta operativo y por ello son miles las páginas webs que no usan el protocolo de forma válida. Incluso señala otros servicios como Facebook o Amazon para indicar ejemplos de páginas que actúan del mismo modo, por la sencilla razón de que el sistema no es operativo con las tecnologías web actuales.
Decidir quién tiene la razón o no parece complicado, pero me inclino a pensar que todo esto no es más que el enésimo ataque empresarial al que nos tienen tan acostumbrados estas compañías. Microsoft ha visto una oportunidad para llevarse algo de ganancia en el río revuelto que organizó WSJ la semana pasada y ha atacado, sin más.
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